viernes, 28 de febrero de 2014

28/28 Cyrano de Bergerac (Francia, 1990)

Un beso es un acento invisible en la palabra amor
Cyrano de Bergerac







Película francesa dirigida por Jean-Paul Rappeneau, estrenada en 1990. Se inspira directamente en la obra de teatro del mismo nombre de Edmond Rostand, y aunque respeta el texto, éste está recortado. Los derechos de esta obra publicada en 1897 habían pasado al dominio público, por lo que el productor pudo invertir el dinero en los cuarenta decorados que había, tanto en Francia como en Hungría, en vestuario y en asesores históricos y militares para hacer de ésta una obra magna. Jean-Claude Carrière tuvo que reescribir unos cien alejandrinos al modo de Rostand. Es una de las dos únicas películas que ha recibido el premio César de Césars, junto con El viejo fusil.

El Cyrano de Edmond Rostand hablaba mucho de besar pero besaba poco, porque su gran nariz se lo impedía física y moralmente, y porque en su universo de ficción, su destino consistió en estar al final del romanticismo y llevar a hombros todo su peso, antes de que los naturalistas se confabularan para advertirnos, otra vez, de que somos polvo.

Han pasado más de 100 años de su estreno y a la fecha esta obra sigue conmoviendo. Posiblemente se debe a que Cyrano de Bergerac es una actualización de la más bella historia de amor jamás contada: La bella y la bestia, pero la naturaleza realista del relato de Rostand, impedía que se produjeran las apariencias y transformaciones mágicas que requería el cuento. En lugar de eso, el autor recurre a Cristián, el doble caballeresco, el eco hermoso del amante feo; esta dualidad es uno de los hallazgos de la literatura, y sólo por eso Cyrano merece el lugar que ocupa.






El verdadero amor romántico no se puede sellar con un beso, no se puede confirmar, y ha producido en literatura y cine momentos de deseo no satisfecho tan sublimes como los otros, los carnales. La insatisfacción erótica está en el lirismo de Pushkin y en el descaro de Byron, y es uno de los elementos que perduran en todos esos autores que ejercieron su oficio en la fértil decadencia del siglo XIX.

Más aún, el protagonista de El rayo de luna de Bécquer, pero también el de Silvia de Cortázar, persiguen mujeres que están hechas de luz y sombras o, lo que es lo mismo, de la imaginación de los niños. Sin llegar nunca a tocarlas, nos cuentan que ese amor es más real que el real, que es el único, y esa tristeza es tan caliente y diaria como el pan.(cita)

El film de Rappeneau nos reconstituye con gran fidelidad, mediante un experto asesoramiento, no solamente las artes de la espada (la tecnología militar y el hambre de la guerra, en los dos sentidos de la expresión), sino también diversos aspectos de las artes de la paz. Ante nuestros ojos Rappeneau despliega toda una suntuosa cultura de las apariencias, del poder y de la sumisión, contra la que lucha, en cierto modo, Cyrano quien prefiere la independencia al éxito bajo el manto protector de un poderoso. Por ello le envidiará Guiche, el cual, como mariscal de Francia, conocerá las servidumbres del poder.





A partir de ahora habrá, al menos, tres Cyranos. El primero, sin duda, Savinien Cyrano de Bergérac, el soldado, literato y pensador utópico nacido en 1619 en Chevreuse (no en Gascuña). El transmutado protagonista del drama romántico de Edmond Rostand (de 1897) sería el segundo. Pero (sin desdeñar versiones fílmicas anteriores, como la de 1950), probablemente el tercero acabará siendo el Cyrano-Depardieu que comentamos. La inteligencia fílmica de su director y la sabia utilización de unos recursos humanos y económicos muy considerables han dado como fruto una obra excepcional, desde el punto de vista artístico e histórico, que prestigia el cine europeo. (cita 2)

Título original: Cyrano de Bergérac.
Director : Jean-Paul Rappeneau
País: Francia
Año: 1990
Tiempo : 135
Productores: René Cleitman y Michel Seydoux.
Guión: Jean-Paul Rappeneau y Jean-Claude Carriére, basado en la obra homónima de Edmond Rostand.
Fotografía: Pierre L'Hornrne.
Música: Jean-Claude Petit.
Escenografía: Ezio Frigerio. Montaje: Noelle Boisson.
Vestuario: Franca Squarciapino.
Maquillaje: Jean-Pierre Eychenne.
Maestro de esgrima: William Hobbs.
Asesor histórico y militar: Bemard Sevestre.
Intérpretes: Gérard Depardieu (Cyrano de Bergérac), Anne Brochet (Roxane), Vincent Pérez (Christian de Neuvillete), Jacques Weber (conde de Guiche), Roland Bertin (Ragueneau), Philippe Morier-Genoud (le Bret), Pierre Maguelon (Carbón de Castel-Jaloux), Josiane
Stoleru (dueña), Anatole Delalande (niño) y Ludivine Sagnier (hermanita). 
Sinopsis: Cyrano es un brillante poeta y un hábil espadachín que expresa su amor por la bella Roxane a través de Christian, el apuesto soldado a quien ella ama. Cyrano es jactancioso y fanfarrón, de genio vivo pero a la vez ingenioso e irónico, noble y orgulloso. Pero esconde una herida secreta que le atormenta: su agudo sentido del ridículo, su fealdad y su susceptibilidad le han impedido ser amado por Roxane. Sin embargo, ya que su amada ama a otro, él ayudará a su rival escribiendo en su nombre apasionadas cartas de amor. (FILMAFFINITY)





Premios:
1990: Oscar: Mejor vestuario. 5 nominaciones, incluyendo actor y película habla no inglesa
1990: Globo de Oro: Mejor película extranjera
1990: 10 Premios Cesar: incluyendo Mejor película y mejor actor. 13 nominaciones
1990: Festival de Cannes: Mejor actor (Gérard Depardieu)
1990: Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público)
1990: Premios David di Donatello: Mejor film extranjero1991: 4 Premios BAFTA, incluyendo mejor fotografía y banda sonora. 8 nominaciones

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