La tradición patriarcal brahmánica establece que una mujer viuda sólo ha de esperar la muerte, vestir de blanco, rasurarse el cabello, quitarse las joyas, ingerir tan sólo una comida al día (para ellas está prohibido la carne, los dulces, la cebolla y el ajo) y, básicamente, desaparecer de la sociedad y esperar la muerte en soledad.
Esta trágica historia de amor es el pretexto que usa la directora para mostrarnos la realidad de la vida de las mujeres en una de las culturas más ricas y a la vez más clasistas y misóginas: la hindú. Es un retrato de las costumbres matrimoniales en la India bajo el Imperio Británico a principios del siglo XX, en específico del destino de las viudas condenadas a vivir en un áshram de viudez, a fin de purgar los pecados de su vida anterior que supuestamente fueron la causa de la muerte de su marido. Según las creencias hindúes, cuando una mujer se casa, se convierte en la mitad del hombre. Por lo tanto, si él muere, se considera que la mitad de la esposa ha muerto. Los libros sagrados dicen que una viuda tiene tres opciones: Casarse con el hermano más joven de su marido, arder con su marido o llevar una vida de total abnegación. Las mujeres no pueden comunicarse con el resto de las personas que no sean viudas y mucho menos con los hombres.
"La película AGUA de la directora india DEEPA MEHTA, cuenta una intimista, tierna y dura historia de amor a orillas del río Ganges, marcada por la presencia de las viudas hindúes que viven reclutadas y condenadas a todo tipo de privaciones. En el año 2000, después de obtener todos los permisos necesarios y la aprobación del guión por parte del gobierno de la India, los actores y el equipo técnico viajaron a Varanasi para empezar el rodaje de Agua. A los dos días de comenzar a rodar, se desataron violentas protestas protagonizadas por fundamentalistas.
Se acusó a la película de ir contra la religión hindú, los decorados fueron destruidos y tirados al río, y las manifestaciones se sucedieron en las calles de Varanasi. Ante las crecientes protestas y amenazas, el rodaje tuvo que ser suspendido. El proyecto tardó cuatro años en volver a ponerse en marcha, esta vez en Sri Lanka donde entre otras cosas, hubo que cambiar el reparto por completo.Tras rodar varias películas sobre la sociedad india (“Fuego”, “Tierra”), Deepa Mehta se convirtió en persona “non grata” en su país por haber enseñado al mundo imágenes rechazadas por la cultura india.
En Agua -film con el que la cineasta concluye su trilogía iniciada con Fuego y continuada con Tierra- arremete contra lo que ella llama "el fomento de la ignorancia" a través de las religiones.
Una ignorancia que, en el país de origen de la directora, pervive por lo que respecta, entre otros, al asunto que aborda el filme. En la actualidad, explica Deepa Mehta, hay en India 34 millones de viudas, 11 millones de las cuales viven en ashrams en medio de una miseria absoluta.
Lo que sí ha cambiado, añade, es que los matrimonios de hombres mayores con niñas hoy están prohibidos. El drama de Chuyia, por tanto, en los tiempos que corren sigue siendo factible, con la salvedad de que la protagonista debería ser algo mayor.
Deepa Mehta, cuya mirada se encuentra entre las más comprometidas del nuevo cine indio, lamenta que, pese a las políticas sociales y sobre todo al trabajo "sobre el terreno" de activistas de organizaciones no gubernamentales, se mantengan en India tradiciones execrables como la de encerrar a las viudas." (cita)
El Sati fue una práctica funeraria que existió en algunas comunidades hindúes. Cuando el marido fallecía se preparaba un funeral en su honor y se le colocaba en una pira a la cual se prendía fuego. En ese momento la viuda se lanzaba a las llamas y se inmolaba de forma voluntaria para abandonar la vida con su marido. En algunas partes de la India existía una variante donde el cuerpo del marido era enterrado y la viuda era enterrada viva junto a su esposo.
Esta práctica que a priori podría considerarse incluso "romántica" (como idea de no soportar la vida sin su pareja), en realidad era una obligación. Hay testimonios de casos en que la viuda era forzada a su muerte, representaciones gráficas de mujeres atadas en la pira apagada, versiones en las que se cuenta que la viuda estaba drogada, casos de hombres que con palos impedían que la viuda intentara huir de las llamas. Aunque la práctica del sati fue abolida en la India, las viudas continúan siendo cruelmente estigmatizadas. Mientras que los hombres pueden volverse a casar, para las mujeres es prácticamente imposible, especialmente si son madres; además, una mujer en el momento en que enviuda pierde todas sus propiedades y derechos.
El rechazo social las obliga a identificarse con saris (vestido tradicional) completamente blancos, y en el momento de enviudar les rapan el pelo y le cambian la señal de la frente. Su sola presencia es considerada un mal augurio y son repudiadas por la sociedad.
La práctica del sati fue abolida en la India en 1829 y en otras leyes sucesivas a lo largo del 1900 siguen apareciendo modelos y referencias sobre ello en sus libros sagrados. Los líderes políticos y religiosos a veces se muestran ambivalentes sobre el tema y algunos lo defienden como una costumbre y el “derecho religioso” de las esposas a elegir su destino cuando su marido fallece. Y es que “sati” se traduce como “buena mujer” y la creencia dice que las mujeres que lo practican adquieren la divinidad. (cita 2)
El agua (वाटर) es una constante en la película, no sólo como metáfora, si-no también como instrumento. Para los hindúes, el agua como elemento vital se identifica con el río Ganges, el cual riega las llanuras más vastas y pobladas de la India. El agua del Ganges se considera pura. A quien se baña en este río con espíritu de arrepentimiento, todos sus pecados le son perdonados. La purificación interior encuentra aquí su soporte simbólico en la purificación exterior, la que procura el agua del río sagrado. Es como si esta agua viniera del cielo y simboliza el origen celestial de la gracia divina que encuentra su fuente en la paz inmutable y eterna. La correspondencia entre el agua y el alma ayuda a ésta a purificarse, a recobrar su pureza original y esencial. El agua simboliza el alma.
La sensibilidad fílmica de toda la película es extraordinaria. Lo que podría haber sido visto con los ojos de un realismo sin tapujos y por tanto brutal es la cruda realidad pero con los ojos compasivos. El comercio del cuerpo que someten a Kalyani, la miseria de una vida atroz de las viudas viejas, el propio desamor entre Narayan y Kalyani, y finalmente la rebelión de Shakuntala sacando a Chuyla del ashram constituyen un ejercicio de lenguaje fílmico no violento. Es un retrato social sobre una realidad que afecta a muchas mujeres en India, pero que por extensión podríamos trasladar a muchos otros países.
Título: वाटर (Water/Agua)
País(es): India, Canadá
Año: 2005
Dirección: Deepa Mehta
Producción: David Hamilton
Guion: Diipa Mehta,
Anurag
Kashyap
Música: Mychael Danna, A. R.
Rahman
Fotografía: Giles Nuttgens
Protagonistas:
Seema Biswas
Lisa Ray
John Abraham
Sarala Kariyawasam
Manorama
Lisa Ray
John Abraham
Sarala Kariyawasam
Manorama
Idioma(s):
Hindi
Distribución: Mongrel Media (Canadá).
Trama: La historia transcurre en 1938, en la India colonial, en pleno movimiento de emancipación liderado por Mahatma Gandhi. Se celebra una boda que bien podría ser un entierro: casan a Chuyia (Sarala), una niña de 8 años, con un moribundo que fallece esa misma noche. Se quema su cuerpo en la orilla de un río sagrado y Chuyia se prepara para el destino que han escogido para ella. Se le afeita la cabeza e ingresa en un ashram para viudas donde deberá pasar el resto de su vida, convertida en un altar viviente consagrado a la memoria del fallecido. Última película de la famosa trilogía de Mehta, compuesta por "Fuego" (1996) y "Tierra" (1998). (FILMAFFINITY)
Deepa Metha vive en Canadá pues esta mirada inteligente y laica sin duda no casa en una India donde el poder de la religión sigue siendo dominante para impedir la libertad de pensamiento. Sin duda, la directora es consciente del riesgo que corre por desafiar los tabúes religiosos, sociales y culturales de hinduistas retrógrados.
“Agua (Water) de Deepa Mehta es una película magnífica. El reparto coral de mujeres en la casa de viudas es excepcional: intimistas, dolidas, heridas, envidiosas, corruptas, tiernas, duras. El fluido lirismo de la cámara contrasta extrañamente con las áridas dificultades de las vidas de los personajes. Es una película con comentarios serios acerca de la aplastante situación vivida por las mujeres sometidas a religiones y dogmas sociales atrofiados. Tiene la gran cualidad de contar la historia desde el interior de sus personajes, sacando el drama humano y conmoviendo el corazón de modo inolvidable”.
Salman Rushdie
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