lunes, 24 de febrero de 2014

24/28 Bitter Moon / Luna amarga (Francia, Reino Unido, EUA, 1992)



Hay películas que no se pueden ver una sola vez, ésta es una de ellas. A mi parecer y después de haberla visto 3 ó 4 veces es una de las mejores películas que he visto. Es drama, es humor negro, es sátira, es una autopsia del amor, la pasión, el sexo. Dicen que el libro es mejor, quizá algún día lo lea, quizá ya no me interese, no lo sé. Lo cierto es que ésta es una película que impresiona y que puede causar admiración o repulsión (tan Polanski) como de hecho pasó, gran parte de la crítica la odió.

El primer largometraje de Roman Polanski fue Cuchillo al agua sobre unos juegos sexuales/generacionales en un bote, así que se podría decir que con esta pelícua, Bitter Moon, regresa a sus raíces y al elegante nihilismo que invade sus realidades dentro de esos sistemas cerrados que inventa y donde participamos, como voyeurs que somos, en un doloroso ejercicio de corrupción y degradación humanas. A través de de una puesta en escena refinada y al mismo tiempo elemental, podemos sentir en carne propia el desamor, el miedo y la incertidumbre de los personajes protagónicos.






Nigel (Hugh Grant) queda hechizado por la historia que Oscar (Peter Coyote) le ha comenzado a narrar y se convierte en un voyeur del amor y la pornografía, las hermanas gemelas de la civilización. Así Polanski utiliza la simpre confiable "frame narrative" (una historia dentro de otra historia), la forma narrativa favorita del cine negro ... aunque la oscuridad en Bitter Moon no está en la mistificación cinematográfica de la sombra y la luz, sino más bien en la negrura absoluta de su visión del mundo. Polanski estudió la historia del cine negro (film noir) cuando filmó Chinatown (1974). En el viejo cine negro el sexo de deja a la imaginación, el nuevo cine negro (neo-noir) vuelve al sexo una prioridad casi pornográfica. Este es un movimiento básicamente histórico, es el paso de una cultura religiosa a una secular. En el cine negro, el crimen es el sustituto del sexo, en el nuevo cine negro el voyeurismo ha reemplazado al crimen. La impotencia se mantene así como la muerte como destino. 

En esta película podemos apreciar la maravilla de un buen director pues, salvo Kristin Scott Thomas quien siempre es una excelente actríz, los otros tres actores se deben, casi en su totalidad, a Polanski. Ya señalé que Hugh Grant puede llegar a tener excelentes actuaciones pero todo depende de con quién trabaje y aquí su trabajo es uno de los mejores. Los gestos que hace, cómo se sonroja y se avergüenza, su turbación, su deseo, su pudoroso voyeurismo, todo él quedó excelso. Emmanuelle Siegner y Peter Coyote son pésimos actores y sin embargo en esta obra, a mi parecer, dieron su mejor papel. Gran parte de la maestría de esta película está en el personaje del narrador-corruptor y aquí hay que señalar que la actuación de Peter Coyote ha sido alabada casi como de cinéma vérité y creo que es bastante acertado el señalamiento, está maravilloso.





Les dejo aquí abajo una muy buena crítica que encontré en español.

En 1992 iniciaba Polanski la década con su nueva película, que sería masacrada en Europa y en Estados Unidos por grandes sectores de la crítica, que sencillamente no supieron qué hacer con ella. Al parecer, Bitter Moon era un despropósito desagradable, que jugaba al morbo por el morbo y que certificaba la defunción total como artista del otrora famoso y adulado gran director polaco. Cuatro años antes, con Frenético, se había recuperado comercialmente con rapidez del fiasco tremendo dePiratas. Ahora lo más importante es que su prestigio, según muchos, había caído por lo suelos.

Pocos quisieron, o supieron, apreciar a esta película como uno de los más fieros y certeros retratos sobre la pasión efímera de una relación, y sobre el descenso a los infiernos del placer para mantener viva una llama que ya no saben si es de odio, dolor o amor. Este viaje pleno de sensualidad y barroco de una puesta en escena que embriaga al espectador de emociones perturbadoras pero fascinantes, merece una revisión crítica en toda regla.

En esta última colaboración del director con su amigo, el gran guionista Gérard Brach, Polanski arranca el relato de forma insólita e inmejorable: una pareja que intenta revivir su relación (Hugh Grant y Kristin Scott Thomas), en un viaje de placer, conoce a bordo de un barco a otra pareja. Pero una pareja insólita: él es un tullido en una silla de ruedas, de carácter cínico y provocador, y ella es una joven voluptuosa, de enigmática actitud. Pronto, Nigel (Grant), podrá conocer cual es su terrible (o apasionada, según se mire) historia, y cómo acabaron así.





La primera parte consiste en la narración de una idílica historia de amor, pero ni siquiera en estos comienzos, la puesta en escena y el juego visual de Polanski es el esperable en esta clase de relatos, trufando de ironía, lugares insólitos, situaciones inesperadas, cada una de las secuencias. Pero es una vez que la relación entre ambos comienza a transformarse en la búsqueda del placer sin límites, con el espectador (algunos, quizá otros no) removiéndose cada vez más incómodo en su asiento, cuando Polanski y Brach exploran territorios de la sensualidad nunca antes visto con esta óptica a medio camino entre el thriller, la comedia negra, el melodrama desatado y el relato gótico.

Trazando un equilibrio entre esos difíciles tonos, se comprende que muchos no supieran apreciar al alta autoexigencia y riesgo de Polasnki, y que tildaran a la película de un simple relato erótico sin más (como si pudieran ser algo así sin más), destapando al mismo tiempo la hipocresía reinante entre la crítica, que al fin y al cabo son personas y tienen ideas sobre la sexualidad y las relaciones personales.

Viéndola ahora no resulta tan áspera ni tan oscura. El personaje de Peter Coyote es un vividor, un escritor bohemio, de personalidad completamente abierta en cuanto a placeres sexuales, que sin embargo encontrará la horma de su zapato (algo que seguramente siempre había soñado), en el personaje de Emmanuel Seigner, una muchacha solitaria y voluptuosa que sabrá vengarse de cualquier humillación. Pero hay algo tremendamente melancólico y romántico en esta película, suscitado por la bella y expresiva música de Vangelis: un sentimiento de pérdida, de comprensión y amor nunca encontrado, de viaje infinito hacia las profundidades de una relación sin fin...por muy dramáticas que sean las consecuencias. En todo ello, la terrible pareja protagonista encontrará la felicidad, aún a costa de esa otra felicidad institucionalizada como tal, la de comer perdices...




Es por ello que el brutal final, de carácter claramente catártico, resulta climático pero también catalizador de la calma y del sosiego. El estado anímico final del espectador es del final de un viaje y del comienzo de otro, el de la pareja Grant/Scott-Thomas. La excelente fotografía de Tonino Delli Colli, consistente en una colorimetría apagada, de tonalidades suaves, y de negros y blancos contrastados, con brillos desasogantes, se torna blanca y serena al final, despidiendo esta atroz y sensual película, que sólo los paladares más curtidos parecen capaces de paladear. (La sensualidad del dolor)

También hay una buena reseña en inglés: Boulevard of broken dreams

Título original: Bitter Moon (1992)
Director: Roman Polanski
Guión: Polanski, Brach, Brownjohn (basado en la novela francesa Lunes de Fiel de Pascal Bruckner)
Fotografía: Tonino Delli Colli
Edición: Herve de Luze
Musica: Vangelis
Reparto: Peter Coyote (Oscar), Emmanuelle Seigner (Mimi), Hugh Grant (Nigel), Kristin Scott Thomas (Fiona), Stockard Channing (Beverly), Luca Vellani, Boris Bergman, Victor Banerjee
Sinopsis: Nigel y Fiona Dobson se encuentran en un viaje de placer con rumbo a la India a bordo de un yate. Cierta noche Nigel conoce a Mimi , una hermosa francesa, y posteriormente se relaciona con su esposo Oscar, un escritor frustrado que se encuentra inválido. A través de él, Nigel se entera de la turbulenta historia de amor de la pareja. En el trayecto el interés de Nigel por Mimi crece, mientras Fiona torna su predilección en un pasajero de la nave. Al final, en una noche de año nuevo, los cuatro personajes se involucran en un desenlace trágico.



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