domingo, 9 de febrero de 2014

9/28 Drowning by numbers (Holanda, Reino Unido, 1988)

"A hundred is enough, 
once you´ve counted a hundred 
all the other hundreds are the same"


Esta película es uno de los primeros, más ricos y mejor logrados experimentos del cineasta, pintor, arquitecto, escultor, escritor y matemático Peter Greenaway. Una de mis películas preferidas de uno de mis directores preferidos. 

El cine de Greenaway está marcado por una serie de imágenes o elementos que se repiten, casi invariablemente, cinta tras cinta, de una forma obsesiva, lúdica y rotunda.



* En primer lugar, y de forma sobresaliente y original, su pasión por el orden, por lo enciclopédico, por las colecciones, la taxonomía. Cuenta, lista, clasifica toda clase de objetos: libros, maletas, cuerpos, comidas, arquitecturas, etc. De esta manera vemos, literalmente, montañas de libros en Los libros de Próspero y una enumeración de ellos, con nombres sugerentes. En Las maletas de Tulse Luper: La historia de Moab, una lista de maletas que va relacionando, numeradas, y de los curiosos contenidos de cada una de ellas. (Entre los guiños de esta película aparece un personaje que durante toda la película está contando las cosas más insospechadas, por ejemplo el número de perros muertos encontrados en una carretera.)

* Su amor por las letras y los números, que le ayudan en las clasificaciones que mencionamos, pero que, mayoritariamente, para él tienen un valor en sí mismos. Utiliza con profusión letras y números en muchos tipos diferentes. Las letras solas (más como dibujos que como letras) o en compañía formando palabras y frases recorren la pantalla, aparecen en cualquier momento, están (The Pillow Book) incluso sobre cuerpos humanos. (En Drowning by numbers aparecen todos los números naturales del 1 al 100 expresados en distintos elementos -postes, puertas de casa, vehículos, etc.-).

* La anatomía es otra de las constantes del cine de Greenaway. Siempre hay algún cuerpo desnudo, alguien que se desnuda, alguien que es desnudado. A veces la imagen del cuerpo puede ser más o menos erótica, pero, en la mayor parte de las ocasiones, es un cuerpo presentado como un cuerpo más del orden animal, como un estudio anatómico. Clasificado pero casi inhumano.




* Búsqueda incansable de lo geométrico, el equilibrio y lo simétrico. Planos que se dividen, multiplican. Por todos los fotogramas encontramos cuadrados, circunferencias, rombos, líneas paralelas... Todo equilibrado y tras una simetría exacta. Objetos que se equilibran a ambos lados de la pantalla. Gemelos.

* Su juego con el arte es común a todos sus films. Personajes que parecen en un cuadro, referencias abundantes a la literatura, la arquitectura, la música,... Personajes que son artistas. Títulos de sus películas en las que aparecen palabras como "arquitecto", "dibujante"...

* El Barroco es el modelo y la norma en sus cintas. Lo abundante, lo excesivo, lo sobrecargado... Fragmentos de estatuas enormes ("El vientre del arquitecto"), reses abiertas en canal ("El cocinero..."). La propia época ("El niño de Maçon", "El contrato...").

* Imágenes, fijas o en movimiento, en uno o más cuadrados, sobre la imagen principal. Son como ventanas a otros personajes, a otras situaciones, a otros puntos de vista, a acciones paralelas. Películas dentro de las películas.

Es preciso señalar que estos elementos que se repiten están en línea con la música minimalista y repetitiva del compositor Michael Nyman, que suele ser el creador de las bandas sonoras de las películas de Peter Greenaway.
(cita)

Una de las múltiples influencias de la pintura en el cine de Greenaway: el punto de vista de la cámara es el del pintor ante el modelo, lo que confiere a su cine cierta teatralidad. Escasos movimientos de cámara, casi siempre travellings en paralelo al diálogo. Durante la segunda mitad de los sesenta y los setenta rodó cortos de cine experimental y documentales. 






Greenaway dice de su cine: "Se trata de un medio extraordinariamente sofisticado, que permite manejar significados metafóricos y a la vez componentes literarios y gráficos. El cine es también una plataforma de ideas para la discusión. No solo sobre contenidos, también sobre formas y estructuras. Mi cine trata más de lo estético que de lo político, de las ideas filosóficas que de la simple narración." (cita 2)

Como en la mayoría de sus grandes obras, Greenaway destaca por encima de todo por un esteticismo apabullante a través de un ritmo sereno y una narración fragmentaria y reiterativa, auspiciada plenamente en la música de Michael Nyman y la imagen, con un tratamiento prodigioso de la iluminación, el encuadre (sus perspectivas de los cuerpos en el agua resultan muy insólitas), y unos travellings laterales que suponen un auténtico deleite para los sentidos. También se toma algunas licencias psicodélicas que encajan perfectamente con el espíritu de la película, como la aparición repentina de un personaje en un plano en el que no estaba, aprovechándose de que otro personaje está capturando imágenes con su cámara fotográfica. Sus tomas son auténticos lienzos en movimiento que parecen inspirados en recreaciones de obras de arte pictórico. Buena parte de estos méritos visuales vienen de la mano de su inseparable Sacha Vierny, también habitual director de fotografía de la etapa más atractiva de Alain Resnais. Vierny proporciona un excepcional tratamiento de la luz y las sombras, con gran predilección por los fuertes contrastes en una misma escena mediante el uso de algunos elementos resaltados para hacerlos destacar frente a los que están más ensombrecidos, induciendo a que los personajes se confundan en el colorista y barroco escenario plagado de caracoles y mariposas e innumerables detalles que incitan a posteriores visionados.



La música minimalista de Michael Nyman es el acompañante perfecto para las imágenes del director británico. En esta ocasión consigue una de las partituras más sugerentes de su trayectoria, aunque se muestre de un modo más clasicista y sereno de lo acostumbrado en sus colaboraciones con el cineasta británico. Greenaway tenía tanta fe en su matrimonio artístico con Nyman que le solía encargar la música antes de rodar sus filmes, y a partir de la composición musical construía la narración. Sin embargo, en la cinta que nos ocupa la relación de amor incondicional se había enfriado por la infidelidad del director hacia el compositor cuando decidió encargarle a Wim Mertens, el otro gran minimalista europeo (y por lo visto enemigo irreconciliable de Nyman) la Banda sonora de la precedente El vientre del arquitecto. Acto seguido, tenía pensado ofrecerle la composición de Drowning by numbers a otro compositor, pero finalmente volvió al redil de Nyman, por primera vez con la película ya finalizada, pero la calidad de la partitura no se resintió en absoluto.  (cita 3)

Título original: Drowning by Numbers
Año:1988
Duración: 121 min.
País: Holanda y Reino Unido
Director: Peter Greenaway
Guión: Peter Greenaway

Música: Michael Nyman
Fotografía: Sacha Vierny
Reparto: Joan Plowright, Joely Richardson, Juliet Stevenson, Bernard Hill, Jason Edwards, David Morrissey
Productora: Channel Four Films




Trama: Tres generaciones de mujeres quienes comparten el mismo nombre: la abuela de 63 años Cissie Colpitts, su hija Cissie Colpitts II y su nieta hija Cissie Colpitts III, todas ellas han descubierto el mismo modo de lidiar con sus problemas matrimoniales. La mayor es la primera que decide acabar con su adúltero marido ahogándolo en una bañera. El forense local la encubre certificando un suicidio a condición de que la mujer se case con él, pero ella no está dispuesta a acceder. Madre e hija, siguiendo los pasos de la abuela, ahogan a sus maridos, la primera en la playa y la otra en la piscina. Con la esperanza de obtener los favores sexuales de las jóvenes, el forense las ayuda, pero seguirá sin conseguirlo. 


Hay más temas, desde luego, en este maravilloso rompecabezas: el chantaje, el amor platónico, la desesperación vital, la victoria de la mujer, de todas las mujeres lo que la hace casi una película feminista. "Supone el más nítido llamado a una civilización en la que el hombre está abocado a extinguirse, física, quizá sólo ideológicamente, para ser sustituido por el dominio sensato, creativo, un punto surreal, del sexo hembra." (cita 4)




En México se exhibió con el título Ahogándose por números (mejor que el título casi misógino que recibió en España "Conspiración de mujeres" nada más alejado de la visión del director). Yo la vi en los cines del Centro Cultural de la UNAM, es una delicia disfrutar de Greenaway en las pantallas del cine, en TV no se puede uno deleitar con el encanto pictórico de sus películas.

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